Archivo de la etiqueta: Reflexión

Rethiking Transition 2020.

Rethinking Transition 2020 ¡Ven a celebrar y repensar la Transición en el Día Europeo de las Comunidades Sostenibles!

Rethinking Transition 2020 es un evento participativo virtual y gratuito que tendrá lugar el sábado 19 de septiembre de 2020 a través de la plataforma zoom.

Este encuentro innovador pretende repensar la Transición a la luz de los nuevos movimientos ecosociales, como Extinction Rebellion, Fridays for Future y Deep Adaptation.

Rethinking Transition 2020  ha sido rediseñado en formato online como consecuencia de las actuales contingencias de la crisis del COVID-19. Sigue leyendo

Visiones escatológicas: un modelo de reconciliación

Visiones escatológicas: un modelo de reconciliación

Nuestro modelo de civilización basada en el crecimiento llega a su fin. Y el nuevo modelo, compatible con los límites de la Tierra, no está aún listo. Más que nunca, el activismo necesario para afrontar esta época crucial para el planeta y la humanidad exige realismo, madurez y serenidad. Establecer un modelo de reconciliación con el planeta y con nuestra mortalidad, explorando visiones escatológicas, puede ayudarnos en ello.

Monos insensatos

Somos unos simios contemplando en primera fila el colapso de nuestra civilización. Al borde del abismo y dispuestos a dar el paso. Monos incautos, caprichosos, déspotas, destrozones…

Imagen: Joao Tzanno, Unsplash.

Todo se desmorona. La Covid-19 es una bonita primera pieza de dominó. A menos que demos un golpe de timón que vire 180 grados el rumbo de nuestra acomodada sociedad, seremos testigos y víctimas de una sucesión de catástrofes que en los próximos años irán estrechando poco a poco nuestra zona de confort vital: escasa comida y bebida, techo endeble, inseguridad creciente…

Imagen: Denys Argyriou, Unsplash.

Nos ha tocado vivir el mayor cataclismo de la historia de la humanidad. Y a la mayoría de occidentales les pilla aislados en su vivienda, distraídos con imágenes emitidas por todo tipo de pantallas o, peor aún, atrapados en el Engendro, atenazados por la precariedad laboral y la ausencia de perspectivas. Sin esperanza.

Reconciliarse para atravesar mejor el desmoronamiento

El colapso que se avecina provoca intensas emociones: miedo, cólera, impotencia, tristeza…

Imagen: Sergio Rodríguez – Portugués del Olmo, Unsplash.

Metabolizar esas emociones y evitar que nos suman en la parálisis es el gran reto de nuestra generación. Para ello es útil el modelo de las 4 Rs (Reconciliación, Resiliencia, Restauración y Recuperación) preconizado por Jem Bendell en su Agenda para la Adaptación Profunda. De las 4 Rs la más crucial sin duda es la Reconciliación. Reconciliarse con la propia mortalidad es una condición indispensable para llegar a desempeñar un papel útil durante el fin de nuestro mundo.

Visiones escatológicas: un modelo de reconciliación

Imagen: Jack B. y Luke Southern, Unsplash.

No queda más remedio que adentrarse en una noche oscura del alma y hacer las paces con nuestro terror a la muerte, que está en la base de nuestra ansiedad existencial. Es necesario establecer un modelo de reconciliación con el mundo y con nosotras mismas. Pero antes hay que plantear un par de preguntas.

¿Qué hacer? ¿Qué ser?

Estamos en el umbral de una nueva página de la historia de la humanidad y del planeta. No es imposible que el ser humano acabe extinguiéndose antes del final de este siglo. En el escenario más catastrófico es incluso posible que desaparezca la vida del planeta.

Imagen: Markus Spiske, Unsplash.

Ante esta tesitura cabe preguntarse cuál es la actitud que hay que adoptar. Algunos viven en la negación, otros en el hopium (neologismo anglosajón que combina opio y esperanza), otros comen y beben sabiendo que mañana morirán (Carpe Diem), otros reciclan, montan en bicicleta y renuncian a la carne, otros dedican su vida al activismo. Otros (Extinction Rebellion) están incluso dispuestos a sacrificar su libertad por la causa. Los más heroicos llegan a dar sus vidas en la defensa de los ecosistemas…

Imagen: Markus Spiske, Unsplash.

Ese amplio espectro de actitudes depende de cómo veamos el mundo. En ese sentido, sugiero leer el lúcido texto “Y tú qué vas a hacer de Esther Molina, mi amiga y compañera de RedT,  en el que menciona los tres escenarios que propone Joanna Macy.

¿Qué hacer? Ego y Activismo

La perspectiva es tan brutal que muchos días es fácil caer en el desánimo. Al fin y al cabo, sabemos que la entropía, segunda ley de la termodinámica, nos lleva de modo irreversible al caos y a la desintegración. Luchar contra ella puede parecer un empeño quijotesco, inútil, fútil. Hagamos lo que hagamos, la humanidad desaparecerá un día de la Tierra. Y luego se extinguirá toda la Vida. Y el Sol explotará y el Universo acabará siendo un lugar oscuro y silencioso. Hagamos lo que hagamos.

Y pese a ello, son muchos los que muestran su entrega y abnegación y dedican su vida a todo tipo de causas. Desde el oso de los Pirineos hasta los corales de Samoa. Y su vida es eso. Propulsados por una vocación de entrega, de implicación.

Imagen: Jeremy Perkins, Unsplash.

Pero algunos caen en el error de olvidar revisar con cierta frecuencia la intención que motiva ese activismo. En un reciente webinar sobre el ego de los activistas Charles Eisenstein hace una pregunta que se experimenta como la punta de una flecha bien afilada clavada de lleno en tu más hondo y personal trauma: ¿Serías capaz de sacrificar tu notoriedad, tu protagonismo en el esfuerzo de evitar que el planeta se vaya al garete? El único activismo posible debe brotar de un intenso amor a la Tierra y no de la satisfacción imposible de los traumas y carencias de tu temprana adolescencia.

¿Qué ser? Polvo estelar

Por ello, quizás la respuesta no esté tanto en Qué HACER sino más bien en Qué SER. Eso presupone que asumamos que somos polvo estelar; que no es que estemos en el Universo, sino que somos el Universo; que la Naturaleza no es algo que esté ahí afuera esperando que la explotemos, sino que la Naturaleza está dentro de nosotros, es nosotros.

Imagen: Hillie Chan, Unsplash.

¿Qué ser? Un tubo

Alan Watts sostenía en El Libro (The Book: On the Taboo Against Knowing Who You Are) que una manera de ver la realidad puede llevarte a creer que todo organismo es esencialmente un tubo. Uno de sus extremos sirve para introducir nutrientes y el otro para expulsar residuos. Inputs y Outputs.

Imagen: Freepik.

Desde la más humilde lombriz al excelso simio que somos, ese tubo es la esencia de nuestra interacción con la Tierra. La evolución ha ido agregando al tubo distintas funciones (ojos, oídos, manos, cerebros) que mejoran la eficiencia transformadora del tubo, pero básicamente seguimos siendo un tubo.

Lo que nos diferencia del resto de los seres vivos es que nosotros podemos elegir qué consumimos y cómo nos deshacemos de nuestros residuos. Me viene en mente aquí uno de los Cinco Entrenamientos hacia la plena consciencia que propone el maestro Zen Thich Nhat Hanh: practicar la visión profunda en nuestra forma de utilizar los cuatro tipos de consumo: alimentos, impresiones sensoriales, volición y conciencia.

La civilización es un tubo

Lo que se aplica a un individuo, es también relevante para una civilización. Por un extremo del tubo de nuestra sociedad extraemos recursos de la naturaleza (madera, petróleo, minerales…) y por el otro extremo expulsamos residuos (CO2, micro-plásticos, …).

Imagen: Julia Joppien, Unsplash.

Tanto en el plano individual como en el colectivo es fundamental que la extracción de recursos y la expulsión de residuos se haga de forma compatible con los límites naturales. Y eso no es así, como sabemos ya desde el informe Limits to Growth del Club de Roma (1972) que nos advertía que nuestro modelo de crecimiento continuo nos lleva de cabeza al abismo.

Somos tubos en forma de simios

Sabemos muy bien qué somos, pero lo olvidamos continuamente. Somos un simio que se vio forzado a abandonar el bosque hace al menos unos cuatro millones de años y comenzó a adaptarse a la vida en la sabana en pequeños grupos, dando origen a la cultura. Por alguna razón ese simio se puso de pie y comenzó a usar sus manos, dando origen a la tecnología. Y su cerebro pasó en poco tiempo de 500 cm3 a 1500 cm3. Y, como dice Charles Eisenstein en The Ascent of Humanity, debido al desarrollo de la cultura y la tecnología ese simio comenzó a separarse de la naturaleza de la que había surgido.

Imagen: David Monje, Unsplash.

Esa separación se aceleró brutalmente hace 10.000 años cuando el simio pasó de cazador-recolector nómada a ganadero-agricultor sedentario. Y la brecha con la naturaleza se hizo infranqueable hace unos 250 años cuando descubrimos la bestial capacidad de transformación que ofrecían los combustibles fósiles.

Somos muchos tubos

Hoy los humanos somos más de 7.500 millones de tubos. En términos absolutos, seguramente somos demasiados y el hábitat que ocupamos se lo quitamos a otras especies animales y vegetales. En un estudio sobre biomasa de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU se expone que los humanos somos ya el 36% de la biomasa de todos los mamíferos y el ganado que nos alimenta ocupa el 60% del total, lo que deja reducida la biomasa del resto de los mamíferos salvajes a un 4%.

Sí, somos muchos y nuestra capacidad de extracción y de contaminación supera ampliamente la capacidad de carga del planeta.

Imagen: Ant Rozetsky, Unsplash.

Sin embargo, no todos tenemos el mismo impacto. Sabemos que unos pocos millones en el mundo “desarrollado” depredan y ensucian más que los otros 7.000 millones, que a lo sumo calientan sus alubias y su arroz quemando ramas y troncos arrancados de la agonizante jungla que les trajo al mundo.

Y sin embargo, el “progreso” de nuestras sociedades desde los años 60 no ha mejorado la satisfacción vital de la mayoría de los habitantes del mundo rico. Viendo el otro día la película El gendarme de Saint-Tropez de Louis de Funès anhelo la calidad de vida de aquellos años sin teléfonos móviles ni compras online.

Visiones escatológicas: lo sagrado y lo profano

La escatología es la disciplina/ciencia/rama del saber que estudia el destino final del individuo y el universo, así como estudia al ser humano después de la muerte.  La escatología fue uno de los temas centrales de la teología medieval, coincidiendo con otra de las grandes pandemias históricas (la peste bubónica).

Visiones escatológicas: un modelo de reconciliación

Imagen: Michael Schaffler, Unsplash.

Por otro lado, curiosamente, el término escatología tiene una segunda acepción como acto de analizar excrementos (heces). En su libro Confessions of a Recovering Environmentalist, el ex-activista Paul Kingsnorth esgrime que el váter moderno en el que a diario malgastamos litros y litros de agua limpia y perfectamente potable es la metáfora de todo lo que va mal en nuestra civilización.

Visiones escatológicas: un modelo de reconciliación

Imagen: Gabor Monori, Unsplash.

Con el váter uno se quita cómodamente de encima sus excrementos y se olvida de a donde van a parar. Igual que uno no se preocupa del origen de los alimentos que tus intestinos han transformado, tampoco interesa saber qué pasa con esos residuos.

Para Kingsnorth compostar los excrementos es la nueva metáfora: de una sociedad lineal separada de la naturaleza a una sociedad cíclica en la que los procesos naturales reconvierten el excremento en nutriente. El tubo circular.

Uroboros Imagen: Wikipedia.

Visiones escatológicas: lo inefable y lo insondable

En septiembre de 2019 ahondé en la experiencia de la muerte en un retiro sobre ritos de paso para vivir y para morir. Los maravillosos Diana y Xavi de Transalquimia fueron los cálidos anfitriones de un seminario con Meredith Little. Allí comencé a experimentar que los ciclos de la tierra son el cauce que nos mece desde la cuna al hoyo; el tacto de las hojas, el perfume del humus, el sonido del arroyo, el calor de las piedras del bosque. Esa fue una entrada en materia que precedió a un retiro con Jem Bendell y Katie Carr sobre Deep Adaptation. Profundo. Y de ahí pasé a una convalecencia causada por una afección pulmonar. Durante la cual comenzó el final de la vida de mi madre. La Muerte con M.

Visiones escatológicas: un modelo de reconciliación

Imagen: Leonardo Yip, Unsplash.

Reconciliarse con la Muerte

Sabemos poco sobre la Muerte. Y, sin embargo, la literatura sobre la muerte es extensa e intensa. El Rechazo de la muerte (The Denial of Death) de Ernest Becker es una buena guía para adentrase en la noche oscura y comprender los mecanismos que usamos para controlar nuestro terror ante la muerte (Terror Management Theory). En ese libro, Becker plantea – entre muchas otras impresiones sobre la muerte – cómo conciliar la dualidad del ser humano: por un lado, somos seres exquisitos, capaces de crear poesía, de dar la vida por amor, de comprender los misterios del universo.

Imagen: Anton Darius, Unsplash.

Pero por otro lado somos animales, fisiológicamente indistinguibles de otros mamíferos, sometidos a las mismas leyes de supervivencia. Becker resume esta dualidad de forma brutal: Somos dioses con ano. Dioses que defecan. Dioses-gusano.

¿Esperanza en la desesperanza? Un modelo de (re)conciliación

La esperanza, si hay alguna, es que un número creciente de nosotros desea volver al bosque que abandonamos hace unos 4 millones de años. Que desea volver a convivir en grupos de no más de 150 personas, lo que corresponde, según escribe Robin Dunbar en Grooming, gossip and the origin of language, al tamaño “natural” del grupo humano. Que percibe la naturaleza como algo sagrado, que suscita respeto, conexión y amor. La experiencia del movimiento de Transición, que acoge esta necesidad de reconectar con un modo de vida más sencillo desde el ámbito personal (transición interior) hasta la reconstrucción de la resiliencia de las comunidades, puede facilitar ese retorno. Porque hablamos de un retorno, no de una huida.

Visiones escatológicas: un modelo de reconciliación

Imagen: Unsplash.

Hay mucho por hacer para restablecer el equilibrio que comenzamos a perturbar cuando golpeamos por primera vez con una piedra sobre un fémur de un rumiante muerto para sorber su médula. Y quizás lo primero y más importante para ello sea aceptar las reglas y los limites inexorables de la vida en este planeta. Con un poco de tecnología para atenuar la dureza de esa realidad, pero sin olvidar nuestro origen tubular ni nuestro horizonte escatológico. Pasar frío cuando hace frio; pasar hambre cuando no hay alimentos; morir mucho antes de la vejez. Esa es la Esperanza.

Visiones escatológicas: un modelo de reconciliación

¿Tumba o cuna? Imagen: Camila Jacques, Unsplash.

¿Y tú qué vas a hacer? Pasa a la acción después de la pandemia

¿Y tú qué vas a hacer? Pasa a la acción después de la pandemia

Se va acercando ese momento apodado como “post Covid-19”. Hay pronósticos de todo tipo. ¿Qué papel jugamos en esto? Esther Molina, miembro de la Red de Transición, comparte con nosotras su sentir al respecto y nos lanza la pregunta, tan urgente como necesaria: ¿Y tú, qué vas a hacer? Y también nos avanza su respuesta, igualmente urgente y necesaria: Pasa a la acción después de la pandemia.

Profecías anunciadas… ¿e interesadas?

Seguro que las has visto. Quizá te hayan hecho estremecer y entristecerte. Quizá las hayas promovido y hasta secundado. ¿Sabes de lo que hablo? Estos días, quizá más que nunca en los últimos tiempos, nos estamos atreviendo a hacer pronósticos de qué va a pasar cuando termine todo esto, la película de ciencia ficción de la que estamos formando parte.

Imagen: Manuel Meurisse, Unsplash.

Un conocido filósofo de por allí dice que todo será un estado de guerra permanente; un reputado periodista de por allá tiene clarísimo que nos recortarán derechos y nada volverá a ser igual; un colega escribe en facebook cómo cree que será la “nueva normalidad” y anima a otras personas a añadir puntos a esa lista…

Lo que más me interesa de esos ejercicios es el modo en que están escritos. Fíjate, todos ellos utilizan formas que condicionan fuertemente: “esto será así” y punto. Son afirmaciones categóricas que no permiten dudar de ellas. O, al menos, que no invitan a ello…

Muchas personas hablan del futuro como si solo existiera uno posible, el que ellas han imaginado. ¿Por qué lo expresan de un modo tan taxativo? ¿Por qué muchas dan por hecho esas realidades?

Profecías autocumplidas e indefensión aprendida

Nos reímos de los supuestos pitonisos que dicen ver el futuro en bolas de cristal, pero asentimos sin dudar ante ciertas “profecías”. Predicciones que, si seguimos alimentando con nuestros ojos, oídos y apatía, acabarán cumpliéndose.

Lo que más me asusta de ellas es que no hay lugar apenas, o se presenta como muy pequeño y limitado, para la capacidad de acción y cambio de personas y colectivos. Se da por hecho que estamos en manos de unos pocos poderosos y que ya nada podemos hacer.

Imagen: Dmitry-Ratushny, Unsplash.

Y lo peor, es que lo acabamos creyendo. Que, total, ¿qué impacto puedo tener yo, sin apenas dinero ni influencia, en todo esto? “Seguro que nada”, nos decimos. Y ahí empieza la tragedia. Nos lo creemos y damos un paso atrás, nos victimizamos y dejamos que sean otras personas las que decidan. Acallamos nuestra preciosa y valiosísima voz. Y de la imaginación ya ni hablemos, eso es de utópicos hippies, ¿verdad?

Nuestro ego se siente comodísimo cuando contempla esas premoniciones apocalípticas. Le encanta el drama, y más aún ser protagonista del fin del mundo. “Ay, pobre de mí, viviendo este momento histórico, no puedo hacer nada”. Y ¡zas! Caíste en la trampa.

Tres escenarios

El mundo es mucho más complejo de lo que una persona pueda percibir a través de sus vivencias, y la historia que nos contamos acaba influyendo en nuestro actuar y el entorno.

En el magnífico libro Esperanza activa: cómo afrontar el desastre mundial sin volvernos locos, Joanna Macy y Chris Johnstone apuntan a tres actitudes principales que se dan entre las sociedades y las personas que forman parte de ellas, al mirar hacia los problemas que afrontamos y los posibles escenarios futuros. Doy una pincelada de cada una a continuación.

Eso no va conmigo

Imagen: Teymur Mirzazade, Unsplash.

Podemos actuar como si nada hubiera ocurrido, o por lo menos como si esto no fuera con nosotras, creyendo que podemos “progresar”, en un “todo como de costumbre” (business as usual). Frecuentemente fruto del miedo o de la impotencia, o de la falta de información, seguiríamos con nuestro antiguo estilo de vida, obviando el impacto que tiene a tantos niveles.

No hay nada que hacer

Imagen: Crawford Jolly, Unsplash.

En la otra cara de la moneda, y casi con las mismas consecuencias, tenemos el relato del “gran desmoronamiento” (unravelling of living systems), donde el foco y el protagonismo lo tienen el colapso, el desastre, la extinción en masa, y todo aquello que nos provoca escalofríos y parálisis, ese fin del mundo al que que tantísimas películas nos han acostumbrado. Y desde este punto no hacemos nada, nada diferente, porque sentimos que no podemos o que no merece la pena.

Otro mundo es posible… Y yo puedo hacerlo posible

Imagen: Eric Ward, Unsplash.

Y finalmente, dando un paso más allá, podemos sumarnos a la creación de una sociedad que sustenta lo vivo, que pone la vida en el centro y vive en armonía con ella desde una esperanza activa. Este es el relato del “gran giro” (the great turning), donde cobran gran importancia los cambios en la conciencia (percepción, pensamiento y valores). También las acciones de contención (como campañas en defensa de la vida en la Tierra) y los sistemas y prácticas que desarrollamos (nuevas estructuras sociales y económicas, por ejemplo).

Sean cuales sean nuestras limitaciones, siempre somos libres de escoger qué versión de la realidad y qué historia acerca del mundo valoramos y queremos generar.

Pasemos a la acción

Imagen: John Moeses Bauan, Unsplash.

Vale, ahora en serio, ¿tú qué vas a hacer? ¿Te vas a quedar tirada en el sofá lamentándote? Los “hombres del tiempo” también se equivocan. El futuro no está escrito y tu poder de incidencia en el entorno ¡es ENORME! ¡Que se lo digan a los muchísimos animales que se salvan de ser sacrificados cada año gracias a las cada vez más personas valientes que deciden pasarse al veganismo! Dijo alguien una vez que “para que el mal triunfe, solo basta con que los buenos no hagan nada”. Responsabilicémonos.

Con pequeñas acciones cotidianas cambiamos el mundo. Y si dejamos de cargar con la responsabilidad de salvarlo todo, tendremos las espaldas más livianas para poder darnos la mano. Y también disfrutar en comunidad, haciendo pequeñas cosas que, a pesar de las dificultades, y al echar la vista atrás, nos harán sonreír viendo lo mucho que hemos logrado por el camino.

Una invitación final

Imagen: Santosh Verma, Unsplash.

Te invito a que dejes de mirar tu ombligo o a través de las mirillas de otras. Muchas estamos en situaciones complejas e incluso comprometidas, situaciones duras. Hemos perdido el trabajo, a alguien a quien queríamos. Pero eso no puede impedirnos alzar la vista y desear, imaginar, soñar. Hagamos un buen duelo, claro, y luego…

  • ¿Qué quieres hacer?
  • ¿Qué vas a hacer para que tu entorno no sea un basurero?
  • ¿Cómo vas a desplazarte? ¿A qué ritmos te vas a mover?
  • ¿Cómo y de qué vas a alimentarte?
  • ¿Qué tipo de comercio y economías vas a fomentar?
  • ¿Cómo te vas a relacionar contigo y con las demás?
  • ¿Cómo te gustaría vivir en un mundo “post-covid”?

Si te atreves a mirar hacia adentro creativamente y ver cómo ha influenciado este tiempo incierto de cuarentena en tus prioridades y valores, y cuál ha sido tu nivel de resiliencia, te invito a regalarte un tiempo para crear una cápsula del tiempo. Puedes consultar la propuesta que hemos elaborado aquí.

Si te apetece dar un paso más allá, imaginar tu futuro, dónde te gustaría verte en unos meses o años, e investigar los pasos para acercarte a él de manera individual y colectiva, te propongo utilizar el backcasting (retrospectiva desde el futuro o mirada retrospectiva imaginaria). ¡Echa un ojo a esta herramienta que te proponemos, te sorprenderá!

La transición empezó hace años, ¡súmate!

Dejemos el fatalismo paralizador y pongamos de nuestra parte. Pase lo que pase, nadie podrá decir que no lo intentamos. Cada una en la medida de sus posibilidades.

¿Y tú qué vas a hacer? Pasa a la acción después de la pandemia

Imagen: Josh Sorenson, Unsplash.

Que las que no creen en el cambio dejen de interrumpir a las que ya lo estamos llevando a cabo. Sí, hace años que está sucediendo, y es vasto. En nuestras mentes, corazones, y en el planeta. ¿No me crees, aún no te has enterado? Echa un vistazo a la inmensidad de proyectos existentes: iniciativas de Transición en todo el mundo, ecoaldeas y comunidades sostenibles….

Y, sorpresa: tú ya formas parte de ello. Gracias por haber leído este texto, te animamos a seguir indagando, desarrollando, conectando.

¿Y tú qué vas a hacer?

Atrévete a escribir un pedacito de futuro. Sin miedo. No estás sola. Escoge lo que más te llame y te llene, pasito a pasito.

El futuro puede ser precioso si cada una de nosotras mira hacia adelante y se pone manos a la obra con su trocito de puzle.

El futuro será mejor, porque tú vas a poner de tu parte, ¿verdad?

¿Y tú qué vas a hacer? Pasa a la acción después de la pandemia

Imagen: Hkyu Wu, Unsplash.

Herramientas post Covid-19 para una vida regenerativa (I): Cápsula del tiempo edición cuarentena

Herramientas post Covid para una vida regenerativa (I): Cápsula del tiempo edición cuarentena

Ahora que empezamos a ver la luz al final del túnel de la pandemia, queremos proponerte una serie de herramientas post Covid-19 para una vida regerenativa. En concreto, te proponemos una cápsula del tiempo edición cuarentena, un diario creativo para registrar y reflexionar acerca de las fortalezas y oportunidades de cambio en situaciones desafiantes, como la que vivimos especialmente estos días.

Este artículo ha sido escrito en colaboración y disfrute por Mayerling Márquez, Esther Molina y Laura Sedano. Todas miembros y colaboradoras de la Red de Transición.

Atesorar recuerdos, reflexionar sobre ti

Hacer una cápsula de tiempo consiste en recolectar recuerdos personales de una etapa de tu vida para preservarlos en el tiempo.

En esta ocasión, teniendo en cuenta que hemos comenzado con la fase de desescalada post Covid-19, queremos invitarte a utilizar esta herramienta para plasmar de una forma original y creativa cómo has llevado el período de aislamiento originado por la pandemia.

Imagen: Nataliya Vaitkevich, Pexels.

Este ejercicio te ayudará a reflexionar acerca de tu capacidad de resiliencia en tiempos de crisis y en el futuro servirá para no olvidar que a pesar de las dificultades pudiste sobrellevar la situación. Quizá también te ayude a evaluar tus prioridades y valores personales.

¿Cómo “encapsular” tu tiempo?

Puedes hacer tu cápsula de tiempo de manera individual o grupal, pero te recomendamos hacerla con tu grupo familiar o amigos cercanos, así la experiencia será más significativa y podrán compartir sus impresiones y emociones acerca de cómo enfrentaron la situación.

Preparación para crear tu cápsula de tiempo

Tiempo que necesitaremos: 1.5 horas, apróximadamente.

Materiales:

  • Algo donde escribir: un cuaderno, una cartulina grande o varias hojas de papel
  • Algo con que escribir: lápices, rotuladores, ceras…

Opcional – recomendado:

  • Música que te inspire y te ponga de buen ánimo
  • Una velita para marcar el tiempo. Enciéndela para marcar el inicio de la creación de tu cápsula del tiempo y apágala cuando termines.

Instrucciones:

  • Si usas un cuaderno u hojas sueltas, puedes hacer cada actividad en una hoja.
  • Si prefieres plasmar todo en una cartulina grande, puedes dibujar cuadrados pequeños en donde escribirás o dibujarás cada uno de los elementos de tu cápsula del tiempo.
  • Son 20 actividades en total.

Consejo: No pienses demasiado, dedica solo unos pocos minutos a cada actividad plasmando tus primeras ideas, siempre podrás volver a ellas después si lo deseas. Te sugerimos entre paréntesis el tiempo de duración de cada tarea.

Creación de nuestra cápsula del tiempo edición cuarentena: primera parte

Sigue los siguientes pasos y disfruta de esta actividad mientras escuchas tu música favorita.

  1. Portada de tu Cápsula del Tiempo: Deja un espacio para el título de tu cápsula, el cual escribirás al final del ejercicio. Escribe la fecha y tu nombre.
  2. Dibuja un autorretrato titulado: “Esta persona soy yo durante la cuarentena” (1 min).
  3. Escribe un Haiku. Un Haiku es un tipo de poesía Japonesa que consiste solo de 3 líneas y 17 sílabas, divididas en 5, 7 y 5 sílabas respectivamente. Puede sonar extraño pero nada pierdes con intentar, ¡te sorprenderás con el resultado!  (3 min).
  4. ¿Cuál ha sido la mejor y la peor comida que has cocinado durante este período? (1 min).
  5. ¿Qué música te ha ayudado a hacer este tiempo más llevadero? (30 sec).
  6. ¿Qué más te ha sido de ayuda durante este tiempo? (1,5 min).
  7. ¿Qué cosas no echas de menos? (1,5 min).
  8. ¿Cómo es tu relación con la tecnología? A. Equilibrada, B. Desequilibrada, C. Todo lo que hago es mirar las redes sociales, D. No tengo ni idea acerca de la tecnología.
  9. Dibuja dos círculos grandes, uno al lado del otro (30 sec).
    En el primer círculo realiza un gráfico de tarta que describa cómo has estado usando tu tiempo. Dibuja o escribe en cada una de las secciones del gráfico cómo distribuyes las 24 horas de tu día en cuarentena. (5 min).

    Aquí tienes algunos ejemplos:
    capsula-del-tiempo-edicion-cuarentena-2-4
    capsula-del-tiempo-edicion-cuarentena-2-2
    capsula-del-tiempo-edicion-cuarentena-2-3
    capsula-del-tiempo-edicion-cuarentena-2-1
  10. ¿Qué cosas han sido un reto para ti? (3 min).

Creación de nuestra cápsula del tiempo edición cuarentena: segunda parte

  1. ¿Qué has aprendido acerca de ti durante estos días? (2 min).
  2. ¿De qué te sientes orgullosa? Para este ejercicio piensa en alguien que te quiere mucho e imagina que esa persona te escribe una carta para decirte que se siente muy orgullosa de ti por lo que has aprendido o logrado durante estos tiempos difíciles. ¿Qué diría esa carta? (3 min).
  3. ¿Qué hábitos o nuevas prácticas quisieras mantener? (2 min).
  4. Regresa a los círculos que dibujaste. Ahora en el segundo círculo realiza el mismo ejercicio pero ahora reflexiona acerca de esta pregunta: ¿Cómo podría usar mi tiempo? (5 min).
  5. Escribe 3 intenciones de mejoras para incorporar en tu vida (1,5 min).

  6. Dibuja un plano de tu espacio en casa, por ejemplo dormitorio, cocina, sala de estar, etc. (1,5 min).
  7. Imagina cómo podrías reajustar el uso de tu espacio en el hogar para incorporar a tu vida las tres intenciones que escribiste anteriormente (3 min).
  8. ¿Qué quisieras perdonarte a ti misma? (2 min).
  9. ¿Qué te gustaría darte permiso de hacer sin remordimientos?
  10. ”Me doy permiso de…” escribe tu lista a continuación. (1 min).

¡Enhorabuena, has terminado tu cápsula del tiempo edición cuarentena!

Escribe el título de esta historia en la portada, revisa lo que has escrito una vez más, y haz cualquier ajuste que consideres. Cuando estés satisfecha con el resultado guárdalo en un sobre.

Recuerda abrir tu cápsula del tiempo dentro de uno o dos años. ¡Será muy interesante volver a ver estos recuerdos de un período sin precedentes de nuestra vida y nuestra historia! y reflexionar acerca de lo que aprendimos…

Imagen: Ekaterina Bolovtsova, Pexels.

Recuerda también que tienes a tu disposición otras herramientas post Covid para una vida regerenativa, como por ejemplo el Backcasting o retrospectiva desde el futuro.

¡Úsalas y difrútalas!

Agradecimientos por el material original en inglés realizado por Alexa Kutler (@kutlera) para el taller “A Cuarentime Capsule”, una iniciativa de la comunidad Creative Mornings (@creativemorning). Traducción al castellano por Mayerling Márquez.

Es hora de hablar de “Nosotros”: el estado actual del Movimiento de Transición

Hace unos meses el co-fundador del Movimiento de Transición y Transition Network, Naresh Giangrande, hacía balance sobre el estado de este gran experimento en el que nos hallamos todas inmersas, unos de los más grandes de nuestro tiempo. Y elaboraba una reflexión sumamente interesante sobre sus logros y sus fracasos, sobre sus luces y sus sombras… Siempre con la vista puesta en el futuro.

Unos meses después podemos ofreceros esa importante reflexión en castellano. Esto es posible gracias a las personas que dedican su tiempo y energía a ayudarnos con las traducciones de una manera totalmente generosa y desinteresada. Gracias de corazón a todas ellas.

Y esperamos que os resulte tan valiosa como nos ha resultado a nosotras. Os dejamos ya, sin más preámbulos, con las palabras y pensamientos de Naresh Giangrande.

Es hora de hablar de “Nosotros”, por Naresh Giangrande

Este artículo fue publicado originalmente en https://transitionnetwork.org/ por Sarah McAdam el22 de octubre de 2018. Gracias a nuestro colaborador Mathieu Ichard por su generosa traducción.

“La escala y el ritmo de la destrucción causada por la economía mundial se está acelerando a pesar de los esfuerzos de los movimientos de base para crear cambios y nuevas direcciones. En este momento, no veo ningún escenario realista para alterar nuestra aterradora incapacidad de propiciar un cambio significativo… ¡es hora de que tengamos uno!

La Transición propone que, al crear mejores formas de vivir hoy, podemos -a través de ese proceso- crear un mañana mejor. Millones de organizaciones e iniciativas de base de todo el mundo están creando el mundo que quieren, en sus lugares, de diversas maneras. La Transición es parte de un ecosistema de cambio. Y, aunque este ecosistema de cambio ha transformado indudablemente muchos lugares para mejor, muchas décadas de intenso e impresionante trabajo de base (más de doce años de transición) no han alterado la trayectoria de la Sociedad de Crecimiento Industrial hacia una cultura regenerativa.

En este artículo me pregunto por qué ha sido así, si fue realista pensar que lo hubiera podido hacer, y qué podría tener que pasar para crear un cambio en la escala necesaria.

El proceso y la práctica de la Transición pueden resumirse en las tres preguntas de Sophy Bank que se hacen las personas comprometidas con la Transición:

  • Si miramos sin miedo a los problemas a los que nos enfrentamos… ¿qué es lo que vemos?
  • ¿Qué es lo mejor que puede pasar en mi barrio/pueblo/ciudad? ¿A qué se parecería eso?
  • ¿Qué cosas concretas y prácticas podemos hacer ahora mismo para hacer realidad esa visión?

El modelo y el proceso de Transición están fundamentalmente diseñados para conseguir:

  • Involucrar a las personas de una manera inspiradora usando cada una de nuestras habilidades creativas.
  • Permitir que un gran número de personas ejerciten su capacidad de actuar de una manera que marque la diferencia.
  • Funcionar a una escala en la que podemos marcar la diferencia, es decir, a una escala local.
  • Poder empezar a crear el mundo que queremos ahora mismo.
  • Reavivar el bienestar de la comunidad.
  • Manifestar, de manera tangible, nuestro amor por el mundo.

A pesar de que el cambio a nivel local ha creado las piezas prácticas de una cultura regenerativa (lo que se ha llegado a llamar semillas de un Buen Antropoceno) no hemos logrado cambiar de una manera significativa el panorama general. Nosotros, el gran Nosotros, estamos fallando. Y veo a los movimientos de base como una parte de nuestro proceso colectivo de movimiento hacia una cultura regenerativa. No podemos hacerlo solos. Necesitamos más Nosotros.

¿Qué está fallando?

A todas luces hemos fallado en:

  • Reducir emisiones de carbono.
  • Crear un sistema económico que respete los límites de la Tierra.
  • Crear una sociedad que genere igualdad económica y justicia social.
  • Aumentar la biodiversidad.
  • Reducir la contaminación.

Estimaciones de cómo las diferentes variables de control para siete límites planetarios han cambiado desde 1950 hasta hoy. Las zonas en verde representan el espacio operativo seguro. Fuente: Steffen et al. 2015. Cortesía del Centro de Resiliencia de Estocolmo.

Después de más de diez años de trabajar en el corazón del movimiento de la Transición, siento que necesitamos preguntarnos por qué y  qué podemos hacer para tener más impacto.

No estoy quitando mérito o faltando el respeto a los tremendos esfuerzos y los logros extraordinarios de los grupos de Transición (y otras iniciativas de base) alrededor del mundo. Todo lo conseguido es realmente impresionante e inspirador.

Nuestra falta de impacto no es por falta de esfuerzo, imaginación o creatividad. Los transicionistas encarnamos esas cualidades a lo grande.

Escribo esto como una reflexión y una investigación. Espero que al cuestionar nuestras suposiciones y creencias, podamos encontrar los próximos pasos a seguir para crear un cambio hacia una cultura regenerativa.

Tengo la corazonada de que todavía estamos en las primeras etapas de co-crear un movimiento que puede realmente interrumpir nuestros caminos insostenibles actuales y crear un cambio sistémico.

En los primeros días de la Transición a menudo hablábamos de cómo conocíamos, quizás, el A-B-C del movimiento. Doce años después, ¿hemos ido más allá de la D o la E? Creo que se necesitan muchos más pasos y procesos, alianzas e iniciativas – impensables en la actualidad -para permitir los siguientes pasos de un movimiento efectivo hacia una cultura regenerativa.

Los movimientos de base para el cambio por sí solos no van a ser suficientes para conseguir la disrupción del sistema y los cambios sístémicos necesarios para crear el cambio que queremos. Pero, ¿podría ser efectiva alguna nueva forma de cooperación entre ciudadanos, gobiernos y empresas? Si es así, ¿cómo podría ocurrir?

En este artículo intento analizar los problemas a los que se enfrenta el movimiento de Transición (y la mayoría de las iniciativas de base) y de los cuales , hasta el momento, hay poca discusión. Espero que la reflexión sobre nuestros problemas nos permita ser más claros y estar más centrados en las formas de crear las condiciones para una hacer emerger una auténtica cultura regenerativa.

Taller de Transición COP15 , en Copenhague. Foto de Sophy Banks.

Los problemas a los que nos enfrentamos los movimientos de base para el Cambio

Desde mi experiencia trabajando con grupos de Transición alrededor del mundo, he visto estos problemas presentes en casi todos los grupos de Transición. Me llevan a preguntarme si estamos trabajando de la manera correcta, si estamos haciendo las preguntas correctas, o si estamos trabajando de una manera que, en última instancia, producirá un cambio. O si la estructura del sistema de crecimiento industrial impide de alguna manera un cambio sistémico fundamental.

Aquí están expuestos algunos de los principales escollos a los que nos enfrentamos que he podido percibir:

1) Los movimientos de base carecen de recursos

El tiempo y el dinero son lo más importante. Dependemos de los voluntarios, y en muchas partes del mundo estos son voluntarios mayores, porque a menudo tienen el tiempo debido al aligeramiento de la responsabilidad de seguir una carrera, criar una familia y ganar dinero. Los jóvenes, a los que más necesitamos, suelen ser los que tienen poco tiempo y dinero. He perdido la noción del número de jóvenes que me han preguntado cómo participar y aún así ganar suficiente dinero para pagar el alquiler.

La mayoría de los grupos de Transición luchan por financiar estructuras básicas como sitios web, una oficina, un espacio de reunión, apoyo administrativo. Se puede hacer eso sin mucho sin dinero, pero sin recursos significativos la mayoría de los grupos de transición tienen un límite en su efectividad. Las personas clave se agotan debido a la escala y el trabajo necesario para construir estructuras alternativas como las cooperativas, recaudar un capital de inversión significativo o simplemente mantener una organización transparente y democrática. Para conseguir la magnitud del cambio que que transformará el sistema actual, necesitamos organizaciones, poder e influencia, y eso requiere dinero en el paradigma actual.

Las estructuras de capacitación son importantes. Centros de transición como Transición EE.UU o Transición Brasil ayudan a conectar y apoyar a los grupos de transición que operan en determinados territorios. Sin embargo, los Centros de Transición, con raras excepciones, no pueden encontrar financiación. Y  Transition Network, la organización internacional, también está subfinanciada. No existen vías claras para lograr una financiación adecuada. La finaciación de los gobiernos es escasa y en la mayoría de los lugares no está disponible, lo que deja como fuente de ingresos principales las donaciones  o la creación de un brazo comercial. Y ninguna de las dos fuentes proporcionará la financiación necesaria para catalizar y apoyar un cambio suficientemente escalable.

Los principalesl fundamentos teóricos del cambio de base, la Gestión Estratégica de Nicho (SNM) y la Gestión de Transiciones, proponen que el cambio a menudo surge a través de experimentos a pequeña escala que después pueden desarrollarse y adaptarse en “nichos protegidos” y luego, a medida que el sistema dominante comienza a colapsar, pueden sembrar e informar sobre alternativas. Esta es una descripción perfecta de una tecnología de cambio social como la Transición.

Sin embargo, por muchas razones, el cambio social es una de las dimensiones humanas más difícilmente influenciables Las limitaciones, inercias y los supuestos culturales, sociales y económicos suelen impedir que se produzcan cambios en esta esfera. Y dado que el cambio que necesitamos es técnico, social, político, cultural y psicológico, se convierte en un trabajo muy duro.

Los catalizadores del cambio de base están creando el suelo del que surgirá la futura supervivencia de nuestra cultura, especie e incluso de la vida en la tierra. Líderes empresariales, políticos y grandes organizaciones filantrópicas que conocen el problema en el que nos encontramos y la magnitud del cambio que se necesita deberían manifestarse. Deberían proporcionarnos las habilidades, el apoyo, la financiación y los conocimientos necesarios para explorar y ampliar de forma rápida y fiable formas alternativas viables de vivir y trabajar.

Y no lo están haciendo. ¿Por qué no? La mayor parte de la filantropía está dirigida a mejorar los peores efectos de los sistemas actuales, en lugar de cambiar el sistema. Trabajamos en condiciones en las que estamos muy obstaculizados y en las que carecemos de lo que necesitamos para tener éxito. Después de más de diez años, mi pregunta para los que hacen el cambio es: ¿Por qué soportamos esta falta de apoyo y reconocimiento? Y la pregunta que tengo para la sociedad y las empresas (que son los que tienen los recursos), es: ¿Por qué son tan pocos los que están dispuestos a, o son capaces de, hacer que esos recursos estén disponibles?

2) Cambio de sistema… ¿quién lo quiere?

Las estructuras reguladoras, políticas y de poder son capturadas por las élites y las multinacionales que actúan para mantener y ampliar su poder, sus ganancias y sus privilegios. ¿Por qué no lo harían? Este es el juego y, desde mi punto de vista, parece que no tienen otra opción que jugarlo. Esto deja muy poco espacio para el cambio sistémico necesario, el cambio que necesitamos en todos los niveles (personal, local, nacional e internacional) y en las esferas social, política, económica y ecológica.

La Transición y otras iniciativas de base se encuentran fuera de la ventana de Overton, que es de donde vendrá el cambio que necesitamos. Pero hay costes, así como libertades, cuando se opera en los márgenes o fuera del sistema. Se mucha libertad para desafiar lo incuestionable y decir lo indescriptible. Pero uno de los mayores costes es que es muy difícil ser escuchado. Así que el trato es que, si estás operando fuera de la ventana de Overton, tienes que hacerlo sin los recursos adecuados y usando, tan sólo, tu sentido común, ingenio, creatividad y pasión.

Puedes moverte rápido y fallar rápidamente. El éxito, si se logra, será una rudimentaria prueba de conceptos, un experimento. La ampliación, popularización y asimilación masiva y todos los cambios culturales que las acompañan necesitan más que unas pruebas conceptuales. Necesita recursos y organizaciones.

Un ejemplo:  el cambio necesario en nuestros sistemas económicos y de negocios, -incluso negocios considerando innovadores- no nos llevará a donde tenemos que ir. El cambio sistémico del sistema económico está fuera del alcance de cualquier empresa o incluso de cualquier sector empresarial. Para sobrevivir en los negocios hay que seguir las reglas fundamentales y fundamentales de los negocios.

Sin duda, el cambio técnico es parte integrante del sistema económico, pero sólo dentro de un estrecho margen de posibilidades y  siempre que favorezcan al mercado. Desafortunadamente, muchos líderes empresariales progresistas ven que las soluciones que necesitamos emergen de las empresas, lo cual no es realista. El sistema económico capitalista no puede apoyar ni apoyará el tipo de cambio sistémico que necesitamos. Para el capitalismo, la salud de las personas, los ecosistemas o la vida no es, no ha sido, y nunca será, la prioridad. Sólo los beneficios lo son. No puede de otra manera, es algo intrínseco al sistema. Pero las empresas y las corporaciones tienen todos los recursos y el cambio no es posible sin esos recursos. ¿Dónde están las asociaciones entre las empresas, el gobierno y las organizaciones de cambio radical de base? ¿Dónde están los negocios radicales que desafían el modelo capitalista?

Los empresarios suelen ser muy pragmáticos. Entonces, ¿dónde y cómo puede surgir el cambio de una escala suficiente en nuestro sistema macroeconómico? ¿Podemos encontrar algunos ejemplos? ¡No! El motivo es que el beneficio no nos llevará a donde tenemos que ir. ¿Qué lo hará?

Ya es hora de que las empresas establezcan divisiones bien financiadas para explorar un cambio de paradigma que no esté impulsado por el mercado, que no esté dirigido por el Estado y que no sea socialista. Y que diseñe caminos para llegar allí. Te necesitamos y tú nos necesitas. Las innovaciones a pequeña escala (creadas por las bases) no escalarán ni superarán al sistema económico existente, y es difícil ver cómo surgirán y desafiarán al sistema macroeconómico. Lo que me lleva al siguiente punto.

3) Todavía no existe una alternativa completa, probada y comprobada al sistema económico capitalista, un sistema económico dependiente del crecimiento.

¿Por qué no?

Hay muchas maneras de comprar alimentos, energía u otras cosas. La innovación en la economía local es abundante. Sin embargo, no hay alternativa al capitalismo de mercado. Con esto me refiero a la gran cosa que se encuentra encima de los procesos económicos. El paradigma que exige un crecimiento constante. Ningún país, desde el fin del comunismo, ha probado un sistema económico global diferente. Hay propuestas e ideas. Sin embargo, hay algunas dificultades muy grandes:

  • Los que están en el poder no se rendirán fácilmente. Se necesitará una campaña política mundial sostenida para conseguirlo.
  • Se trata de un sistema enorme e incluso si se introdujera algún tipo de mecanismo de reducción gradual del consumo, habría que hacerlo a una escala que resultaría muy difícil de aplicar si no colapsara el sistema existente. Y la complejidad de eso está más allá de mi capacidad de pensamiento (piense , por ejemplo, en un caso como el Brexit).
  • Es difícil vender obteniendo menos, sin obtener más de algo. Este más de algo podría ser conciencia, comunidad, conexión, sabiduría o amor. No estoy seguro de que la humanidad esté lista para el cambio de conciencia que algunos defienden. ¿Se imagina a la mayoría de la gente optando por un conjunto de aspiraciones menos tangibles?
  • Puede que no haya una salida al proyecto de civilización del crecimiento continuo. Puede que nos hayamos creado una trampa de la que no podamos escapar.

4) No hemos resaltado tanto la importancia del cambio Interno como la del cambio externo

He aprendido en mi tiempo en el movimiento de Transición, que una de nuestras contribuciones más únicas e importantes al proceso de cambio es la alineación del cambio interno y externo. Puede parecer evidente, pero el sistema somos nosotros. Está en nosotros y a menos que esas partes internas que mantienen el sistema actual en su lugar sean desafiadas activa y sistemáticamente en nosotros, funcionarán igual con el nuevo sistema, creando las mismas malas elecciones y haciendo que cualquier cambio sea irrelevante. Y ese “nuevo” sistema será tan opresivo e incapaz de enfrentar las realidades actuales como lo era el viejo sistema. Lo que lo hace pernicioso es que no parece así al principio. Pensamos que hemos podido salir del patriarcado o de las jerarquías, cuando en realidad no lo hemos hecho. Las semillas de nuestra naturaleza venial están ahí y crecerán y madurarán a menos que cambiemos activamente.

Sophy Banks me dijo una mañana que vio que uno de los trabajos de los líderes de este movimiento de cambio sistémico era cortar repetidamente la cabeza de nuestro ego, día tras día. Al hacerlo, soportamos y modulamos la vergüenza y la humillación de exponer nuestras sombras. Este es uno de los significados del cambio interno.

Uno de los retos persistentes a los que nos enfrentamos es el agotamiento y la desesperación de los voluntarios, resultado de sentimientos no procesados y/ sanados. Mientras el planeta se quema, los activistas y los que trabajan fuera del sistema también se están quemando. No podemos mantener nuestros niveles de actividad. Dentro del sistema las cosas no son mucho mejores, dentro del Reino Unido (60 millones de habitantes) se emitieron 57 millones de recetas para medicamentos psicológicos en 2014 y aumentan cada año.

El cambio exterior debe ir acompañado de un cambio interior. Este simple hecho no se reconoce lo suficiente en la Transición u otros movimientos de cambio. Sin un cambio interno, cualquier cambio positivo es cooptado por el viejo sistema en formas que corrompen cambios que de otro modo serían positivos y utiliza esos cambios para promover los objetivos del viejo régimen. Algunos ejemplos que me vienen a la mente son el crecimiento verde, el movimiento de felicidad y bienestar que utilizan las corporaciones para sacar más provecho de sus empleados, y la energía renovable que se utiliza para promover un mayor crecimiento en el sistema. Tal vez la conexión entre estos ejemplos y el cambio interno no parezca obvia. Nuestra falta de integridad personal y nuestra incapacidad de auto-reflexión y por lo tanto de examinarnos a nosotros mismos se encuentran en el centro de estas traiciones.

5) No operamos a una escala que pueda crear la escala de cambio necesaria

En 2014 Peter Haff introdujo el término “tecnosfera” para describir el aparato técnico del que dependemos totalmente para sobrevivir. Este aparato es una maravilla de la cooperación humana sin rival en la experiencia de la humanidad. Es, en muchos sentidos, el mayor logro de nuestra sociedad industrial. Este sistema mundial está a muchos niveles por encima de nosotros, alejado de nuestras vidas, que a menudo son locales y que son donde tenemos la capacidad  para generar cambios. Incluso los actores poderosos del sistema se encuentran limitados. Esto se debe a que nadie está al mando. No hay supervisión democrática. Este sistema es básicamente auto-organizados, lo que en sí mismo es un milagro de cooperación. Todos dependemos total y completamente de este sistema y hasta ahora no hemos sido capaces de crear alternativas. Ni siquiera estamos en relación real con él, excepto como consumidores pasivos. De ahí la dificultad de cambiarlo. Y sin relación no hay posibilidad real de cambio.

Algunos de los componentes de este sistema al que me refiero son:

  • El sistema global de logística y transporte.
  • El sistema de fabricación industrial, interconectado e interdependiente.
  • El sistema de telecomunicaciones e información.
  • Las redes eléctricas.
  • El sistema financiero.
  • El sistema de minería y extracción de recursos.
  • Los medios de comunicación de masas.
  • Los delicuentes, incluidos los terroristas y los paraísos fiscales en el extranjero, y su contrapartida, la justicia penal y los organismos internacionales encargados de hacer cumplir la ley.

Curiosamente, hemos conseguido hackear los sistemas alimentarios y la energía en menor medida. Y algunos edificios, fibras, ropa, literatura y artes a menudo están más abiertos al cambio. Aunque la mayoría de ellos también suelen estar dominados por grandes actores globales. Por ejemplo, 2 ó 3 empresas dominan el sistema mundial de productos alimenticios, aunque la mayor parte de la población mundial no se alimenta de los productos agrícolas, sino de pequeñas explotaciones agrícolas locales.

Les Compagnons de la terre, en Lieja.

La tecnosfera se ha vuelto más poderosa que los gobiernos y se considera demasiado grande para fracasar. Y como es auto-organizada no podemos localizar, interrogar o pedir cuentas a sus líderes, porque no existen. La farsa de las últimas “filtraciones de datos” que afectaron a Facebook, y la farsa de funcionarios del gobierno de Estados Unidos “cuestionando” a Mark Zuckerberg es un ejemplo de este “baile del poder”.

Una vez que el tamaño, la escala y la hegemonía de los sistemas que conforman la tecnosfera salen a la luz, prácticamente toda la política y la economía pueden verse como interacciones y tensiones entre los diferentes subsistemas, que buscan más poder e influencia.

La mayor parte de lo que se informa en las noticias principales son las tensiones y las luchas de poder entre estos subsistemas. Por eso, en mi opinión, los esfuerzos de las bases son invisibles. Estamos fuera de estas luchas de poder y se nos considera irrelevantes, o a lo sumo, “pintorescos” o subversivos. Me temo que estamos atrapados en múltiples abrazos de oso de tecnosfera que hacen de la relocalización un gesto vacío. A menos que, por supuesto, el fallo de sistemas complejos provoque el colapso.

En un escenario de colapso, las alternativas locales saldrán a la luz y actuarán como botes salvavidas en medio de las rupturas y el caos que se producirían. Algunas voces autorizadas argumentan ahora que el colapso a corto plazo -en un plazo de diez años- de nuestras sociedades (en los países ricos  o “desarrollados”) es ahora inevitable.

6) Nuestra historia aún no está clara

Transition Network ha hecho un gran trabajo definiendo la narrativa de la Transición:

La Transición es….

Un movimiento de comunidades que se unen para volver a imaginar y reconstruir nuestro mundo.

El flujo de la historia.

Se está construyendo un movimiento.

Aquí están las cosas que todas las diferentes personas están haciendo en sus comunidades.

Tiene sus raíces en el cuidado de nosotros mismos, de los demás y del mundo viviente.

Esto muestra que un futuro diferente es posible cuando nos reunimos.

(Opcional: Por eso es necesario)

He aquí cómo puedes ser parte de ella.

Fue un gran comienzo. Incluso hice imprimir algunas camisetas con estas palabras.

La Transición es una gran historia nos inspira y conmueve. Comienza con un propósito y luego con la forma con la que se logrará ese propósito. Es simple, directa, fácil de entender, y habla de los fundamentos de la vida: amor, paz, igualdad, conexión y fraternidad.

He tenido grandes esperanzas en una buena y poderosa historia que muchos grupos de base podrían utilizar e incluso otros agentes y centros de poder podrían comprar. Todos los que protegen la vida en lugar de los que protegen las culturas patriarcales basadas en el imperio tienen que ser capaces de contar esa historia e inspirarse en ella.

De lo contrario, la vieja historia, la que nos trajo hasta aquí, prevalecerá. Es así de simple. Sin embargo, se necesitará un poco de trabajo y pruebas para que esto suceda. El trabajo de NEON’s Framing the Economy” es un buen comienzo, junto con el trabajo del New Citizenship Project George Lakoff y Jon Alexander .

Contar una historia llena de esperanza y optimismo, como la que ha hecho el movimiento de Transición, puede ayudar a crear el impulso para el cambio del tamaño necesario. Una nueva historia, probada y reexaminada, puede ser una palanca importante para la concentración de un movimiento escalable para el cambio.

Conclusión

Estamos fracasando en crear el cambio necesario para mantener la vida en la tierra tal como la conocemos:

  • Las organizaciones de base individuales por sí solas son demasiado pequeñas, e incluso un movimiento de abajo hacia arriba reunido y totalmente coordinado para el cambio (que todavía no existe) es probablemente demasiado débil y fuera de relación con la tecnosfera y las grandes estructuras económicas para lograr el cambio sistémico.
  • Es difícil ver cómo vendrá el cambio desde dentro de la tecnosfera.
  • Cualquier esperanza realista de cambio hacia una cultura de apoyo a la vida surgirá de una sinergia desalentadoramente difícil y ahora mismo inconcebible entre los cambios externos (físicos, tangibles) e internos (psicológicos y psíquicos). De un mosaico de alineaciones entre elementos culturales hasta ahora a menudo no relacionados o antagónicos: empresas, gobierno, sociedad civil, academia, grupos religiosos, movimientos de desarrollo espiritual y personal, y otros.
  • Aunque hay experimentos interesantes de modelos de trabajo y creación de sinergias, todavía no estamos ni siquiera cerca de saber cómo podría ser:
    • El proyecto Atmos aquí en Totnes es una colaboración intrigante entre las empresas, la sociedad civil y el gobierno local.
    • Ungersheim, en Francia, es una asociación creativa entre el gobierno local y Transición para crear un cambio sistémico.
    • La plataforma Ctrl Shift, en la que he estado trabajando, ha reunido a organizaciones de base que nunca antes habían hablado.
    • Ecolise, Smart CSOs y el Pacto de los Alcaldes son ejemplos europeos de tejido de redes de redes, al igual que BALLE y Smart Cities.
    • El proyecto Municipios en Transición es otra de estas redes de municipios que están trabajando con organizaciones de base para crear nuevas formas de compromiso político y económico.Sin embargo, todos ellos aún no están lo suficientemente desarrollados como para desafiar realmente el paradigma dominante.
  • Creamos la tecnosfera. Nuestras historias culturales, nuestros valores y creencias son construcciones humanas. Así como han sido creados, pueden ser recreados, de manera diferente. Como dije al principio, actualmente no estamos logrando generar el cambio de la escala necesaria. Creo que tenemos el poder para hacerlo. No sé dónde y cómo surgirá ese poder. Pero tal vez un ‘Nosotros’ más grande lo pueda lograr.

El proyecto Atmos, en Totnes. Foto: David Pearson.

Este artículo es, en partes iguales, una expresión de mis temores por el futuro, un grito de ayuda, una confesión pública de mis sentimientos personales de fracaso, y un intercambio de mi aprendizaje e ideas de años en el movimiento de Transición.

Es también una llamada a una forma de vida tentadoramente cercana pero aún escurridiza que es pacífica, justa, armoniosa, y que otorga a todos los seres su pleno potencial para la vida.

Este artículo hace muchas preguntas y da pocas respuestas, por lo que pido disculpas. Ojalá tuviera más respuestas, más esperanza, más optimismo. En cambio, todo lo que puedo ofrecer son más preguntas, una evaluación sin ambages de los movimientos para un cambio positivo, temores para el futuro y grandes dosis de incertidumbre.

Sigo soñando que un día antes de morir puedo decir con certeza a mis nietos:

“Tenéis todas las posibilidades de vivir una vida plena de paz, salud y felicidad”.

Naresh Giangrande, Verano 2018.